
Gestión de Tesorería: ¿de qué se trata?
La gestión de tesorería es la correcta administración del efectivo y cualquier activo que sea tan líquido como el efectivo, con el fin de optimizar la liquidez de la empresa. Es decir, la gestión de tesorería tendrá en cuenta el efectivo en la empresa, el efectivo en cuentas bancarias, letras de regulación monetaria y otros activos equivalentes al efectivo, en cualquier moneda que sea.
El objetivo principal de la gestión de tesorería es asegurar que la empresa cuenta con el disponible necesario para cancelar sus obligaciones, ya sean comerciales como financieras.
Para lograr su objetivo el tesorero debe gestionar eficientemente:
- Los cobros: para mantener la sanidad financiera, las empresas deben contar con una buena gestión de cobro. Hoy en día es común que las empresas vendan a crédito y por lo tanto una buena gestión de cobro se ha vuelto imprescindible. Gestionar el cobro implica entre otros aspectos tratar de reducir al mínimo posible (sin perder clientes) el período entre la venta y la cobranza, tarea que puede dificultarse principalmente en casos de grandes clientes, con alto poder de negociación. Asimismo una buena gestión del cobro también incluye el seguimiento eficiente de clientes que presentan atrasos con el fin de minimizar las pérdidas pon incobrabilidad y garantizar el flujo de fondos hacia la empresa.
- Los pagos a proveedores: en contrapartida a la gestión de cobros tenemos la gestión de pagos a proveedores. La obtención de financiamiento directamente de los proveedores es muy recomendable porque resulta, en general, más barata que la financiación bancaria. El objetivo en este caso, es obtener plazos amplios de financiación, que superen a los de cobranza. El cumplimiento de las condiciones negociadas con los proveedores también forma parte de la gestión de tesorería. No cumplir con lo pactado impacta directamente en la reputación de la empresa.
- El financiamiento bancario: Los bancos son, sin duda, la mayor fuente de financiamiento de las empresas de hoy en día. Negociar con los bancos las condiciones de los préstamos a recibir es tarea de la tesorería. Para lograr buenas condiciones, además de cumplir con los pagos, se deben gestionar eficientemente las informaciones a ser enviadas a las instituciones financieras.
La herramienta principal con la que cuentan los tesoreros es el presupuesto de tesorería. En el presupuesto de tesorería se registran todas las cobranzas que se esperan y las necesidades de efectivo para pagos comprometidos y se obtiene como resultado el superávit o el déficit de tesorería. Los presupuestos suelen preparase con dos horizontes temporales, uno a muy corto plazo (15-20 días), y otro a corto-mediano plazo (6 meses-1 año).
Si los presupuestos de tesorería arrojan déficit de efectivo, puede ser un indicio de que la empresa tendrá problemas de liquidez en el corto-mediano plazo. En este caso el tesorero para cubrir el déficit podrá entre otras medidas: renegociar plazos con proveedor, negociar la obtención de nuevos préstamos, proponer una reducción del stock mantenido en la empresa o proponer reducción de costos.
Si los presupuestos de tesorería arrojan superávit, puede ser un indicio de que la empresa está perdiendo la oportunidad de obtener mayor rentabilidad por mantener efectivo ocioso. Ese efectivo podría usarse para invertir en productos financieros líquidos pero rentables, o por ejemplo se podrían negociar descuentos con proveedores por pagos contado.
Por último, pero fundamental para una buena gestión de la tesorería, es mantener la información contable y de gestión actualizada. Todos los movimientos de tesorería deben registrarse inmediatamente de realizados. Esto además de brindar información precisa al tesorero, permite llevar adelante controles imprescindibles como arqueos, conciliaciones bancarias, análisis de antigüedad de saldos, entre otros.
